San Martín de Braga (510/520 - 580)
San Martín Dumiense, según conocemos por el epitafio de su tumba que escribió él mismo, era oriundo de Panonia, en la actual Hungría. Debió nacer entre el 510 y el 520.
Quiso vivir el don de la fe en las mismas fuentes. Peregrinó por ello a Palestina con la avidez de conocer, pisar, besar y tocar la tierra de Cristo; allí aprovechó su tiempo entre oración, mortificación, y el estudio del griego que le conectó con los santos Padres primeros. Luego pasó por Roma, donde vivió y murió Pedro. Atravesó luego el reino de los francos, donde se encontró con los suevos, y aprovechó la oportunidad de hacer apostolado con este pueblo.
Así fue como pasó el presbítero húngaro Martín a Galecia, de mano de sus casi paisanos, los belicosos emigrantes centroeuropeos. En Dumio fundó un monasterio para la alabanza divina, la oración, el recogimiento, la difusión de la fe y la atención del pueblo
Reguló la vida del clero formándolo según los cánones y los acuerdos de los concilios españoles y africanos; atendió celoso al campesinado donde abundan las supersticiones paganas, célticas y germánicas. Encargó a su monje Pascasio la traducción de "Las palabras de los ancianos" y él mismo tradujo "Las sentencias de los Padres egipcios". Escribió además para los suyos otras sabrosas obras de piedad, ascéticas y doctrinales como tratados cortos y monográficos que rezuman sabiduría humana al estilo de Séneca y espíritu cristiano.
Contribuyó a la conversión de los suevos al catolicismo. En el concilio de Braga del 561 se logró la conversión del rey y del pueblo.
Murió aproximadamente en el año 580.
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