
El día de su nacimiento en Cuenca, Ecuador, el 7 de noviembre de 1854, sus padres tuvieron una gran tristeza al ver que el niño tenía los pies deformes. Y a los cinco años el pequeñín todavía no había dado los primeros pasos.
Pero sucedió que un día observando un rosal florecido en el jardín de su casa gritó: "Miren qué hermosa es la señora que está sobre las rosas". Acudieron los familiares pero no vieron nada especial; sin embargo el niño seguía diciendo: "Miren cómo es de hermosa. Tiene un vestido blanco y un manto azul y me llama". Y luego todos quedaron maravillados al ver que el niño se levantó y comenzó a caminar. Estaba curado. La Virgen había empezado a ayudarle de manera impresionante.
Estudió de niño y adolescente en el colegio de los Hermanos Cristianos de la Salle. Miguel sobresalía entre los alumnos por su gran inteligencia pero sobre todo por su inmenso deseo de aprender.
Miguel deseaba ser Hermano Cristiano, pero sus familiares se le oponían porque ellos eran de clase rica y en cambio aquellos religiosos vivían muy pobremente en ese tiempo en Ecuador. Lo enviaron a otro instituto pero allí se enfermó y tuvo que volver a su casa. Entonces, al fin, la familia le permitió hacerse religioso Lasallista y toma el nombre de Hermano Miguel. Fue transferido a Quito para que la familia no logre allá en Cuenca atraerle mucho hacia la vida mundana.
Fueron años de trabajo intenso, preludio de una vida que no conoció descanso, ni mucho menos tiempo libre. Tiempo completo para la enseñanza, con horarios agotadores, el trabajo catequístico y la ayuda a los cohermanos enfermos. Sin embargo, logró sacar algunas horas para estudiar idiomas (no solo latín, sino también francés, italiano, inglés y alemán) y para escribir libros para las escuelas.
Es interesante constatar que el Hermano Miguel, sin haber hecho cursos especiales, sólo con el propio esfuerzo por autoformarse y autoinstruirse, logró llegar a publicar más de cien libros. Muchos de sus libros son adaptaciones de obras que habían gustado en otros países. El estilo que nuestro hermano tenía para dar clases era muy ameno y agradable, y ese mismo estilo fue el que empleó en los libros que publicó, por eso agradaban tanto a la gente sencilla.
Fue admitido como socio en la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y en la Academia de Venezuela, y en la de Francia. Pero más que estos honrosos títulos mundanos, un título que él apreció inmensamente fue el de "Preparador de niños a la Primera Comunión". Por 26 años seguidos preparó tandas y tandas de niños, cada uno a recibir la primera vez a Jesús en la Eucaristía. Y esa preparación la recordarán después sus alumnos con gratitud y veneración.
En 1907 los Superiores Mayores de su congregación lo invitaron a que vaya a Europa a dirigir la publicación de libros que la Comunidad repartiría por muchos países. Se dirigió a Bélgica, pero el clima de aquel país, con sus inviernos tan rígidos, le afectó la salud. Sin embargo, siguió trabajando fuertemente. Lo trasladaron a España, donde el clima es más suave, y el 9 de febrero de 1910, atacado por una pulmonía, murió santamente.
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