
La fiesta de Todos los Santos nos trae, como naturalmente, a la memoria el recuerdo de las almas santas que, cautivas en purgatorio, para expiar en él sus culpas veniales o bien para satisfacer la pena temporal debida a sus pecados, están, sin embargo, confirmadas en gracia, y algún día entrarán en el cielo. Así que, después de haber celebrado la Iglesia, en medio del regocijo la gloria de los Santos que constituyen la Iglesia del cielo, la Iglesia de la tierra extiende su maternal solicitud hasta aquel lugar de indecibles tormentos, en que se ven sumidas almas que también pertenecen a la Iglesia que llamamos purgante.
Hoy es un día especial para rezar por aquellos seres queridos que ya no nos acompañan, para que estén siempre un pasito más cerca de Dios.
Oración (Funeral Ikos):
"¿Por qué estas amargas palabras de los que están muriendo,
O hermanos, que nos pronuncian mientras se van?
Soy apartado de mis hermanos.
A todos mis amigos abandono, y me voy.
Pero hacia donde voy no lo entiendo,
tampoco entiendo que será de mí más adelante;
solo Dios, quien me ha llamado lo sabe.
Pero hagan conmemoración de mí con el canto: Alleluia.
¿Pero hacia donde van las almas? ¿Cómo conviven juntas donde están?
Este misterio he deseado aprenderlo, pero nadie me puede dar una respuesta correcta.
¿Piensan ellos en su gente, así como nosotros pensamos en ellos?
O han olvidado a quienes los lloramos y cantamos: Alleluia.
Vamos hacia el camino eterno, como condenados,
con las cabezas hacia abajo, presentándonos ante el único Dios eterno.
¿Dónde están los éxitos? ¿Dónde está el dinero?
¿Dónde está la gloria de este mundo?
Nada de esto nos ayudara, solo el canto del salmo: Alleluia.
Si tú has mostrado piedad ante el hombre,
la misma piedad será mostrada a ti allá;
si a un huérfano le has mostrado compasión,
la misma compasión te liberara.
Si al desnudo le has brindado ropas,
el mismo refugio será mostrado para ti, y cantemos el salmo: Alleluia.
La juventud y la belleza del cuerpo desaparecen en el momento de la muerte,
la lengua se quema y la garganta reseca se inflama.
La belleza de los ojos es filtrada, la belleza de la cara alterada
y la forma del cuello destruida; las demás partes se duermen
pero sin embargo cantemos: Alleluia.
Con éxtasis nos inflamamos si escuchamos que existe la luz eterna;
que hay un paraíso, donde las almas de los buenos se regocijan.
Déjanos a todos, también, entrar en Cristo, y que todos cantemos ante Dios:
Alleluia."
No hay comentarios:
Publicar un comentario