San Antonio María Claret (1807 - 1879)

Antonio Claret y Clará nacio en Sallent,
Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan
Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad. La escasa salud de su
madre hizo que se le pusiera al cuidado de una nodriza en Santa María de Oló.
Una noche en que Antonio se quedó en la casa paterna se hundió la casa de la
nodriza muriendo todos en el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una
señal de la providencia.
Ya desde sus primeros años Antonio dio muestras
de una inteligencia despejada y de buen corazón.
Ingresó al seminario de Vich (España) y allí
recibió la ordenación sacerdotal. Fue luego nombrado como vicepárroco y pronto
empezó el pueblo a conocer cuál era la cualidad principal que Dios le había
dado: era un predicador impresionante, de una eficacia arrolladora. De todas
partes lo llamaban a predicar misiones populares, predicando hasta diez sermones
en un día. Viajaba siempre a pie y sin dinero. Durante 15 años predicó
incansablemente por el norte de España.
Al darse cuenta de la poderosa influencia de una
buena lectura, se propuso emplear todo el dinero que conseguía en difundir
buenos libros; mandaba imprimir y regalaba hojas religiosas por centenares de
miles, y ayudó a fundar la librería religiosa de Barcelona.
La reina de España designo al P. Claret como
Arzobispo de La Habana en Cuba. Pese a la negativa del santo en aceptar el
cargo, amigos religiosos muy cercanos a él, lo convencieron de que asumiera el
arzobispado alegando que primero y ante todo está siempre la voluntad del
Señor. A partir de 1849 y por siete años San Antonio Claret se convirtió en el
más ardoroso apóstol de Cuba, siempre pendiente de cualquier problema de sus
feligreses de su arquidiócesis.
En 1857 fue llamado a España como capellán de la reina Isabel. En 1849 al darse cuenta de que para mantener viva la fe del pueblo se necesitan sacerdotes entusiastas que vayan por campos y ciudades predicando y propagando buenas lecturas, se reunió con cinco compañeros y fundó la Comunidad de Misioneros del Corazón de María, que hoy se llaman Claretianos.
En 1857 fue llamado a España como capellán de la reina Isabel. En 1849 al darse cuenta de que para mantener viva la fe del pueblo se necesitan sacerdotes entusiastas que vayan por campos y ciudades predicando y propagando buenas lecturas, se reunió con cinco compañeros y fundó la Comunidad de Misioneros del Corazón de María, que hoy se llaman Claretianos.
Asistió al Concilio Vaticano en Roma en 1870. En
el Concilio pronunció un gran discurso que fue muy aplaudido y muy bien
comentado y elogiado.
En Francia fue recibido por los monjes cistercienses del
monasterio de Fuente Fría, y allí, después de haber escrito por orden del
superior de su comunidad, su autobiografía, enfermó y expiró el 24 de octubre
de 1879. Tenía apenas 63 años. Después de su muerte, se le atribuido numerosos
milagros.
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