
Hoy la Iglesia celebra no solo a los santos reconocidos históricamente, o santos de "estampita", sino también a todos los santos anónimos, personas que construyeron el Reino de Cristo desde el anonimato y en las pequeñas cosas de cada día, como tal vez fue tu mamá, tu papá, tus abuelos, o algún tío o amigo muy cercano, y que hoy ya moran junto a Dios en el Reino de los Cielos, e interceden ante Él por nosotros. Celebramos el día de todos aquellos que nos dieron un poquito de Jesús con sus vida, en sus vidas, y a través de sus vidas, y que ya no nos acompañan, pero nos esperen ya en la fiesta del Reino de los Cielos.
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