miércoles, 9 de diciembre de 2015

San Pedro Fourier (1565 - 1640)



Nació en Mirecourt, Lorraine, el 30 de noviembre de 1565.
Habiendo terminado brillantemente sus estudios en la Universidad, fundó una escuela gratuita en su ciudad, caso bien raro en ese entonces. Luego ingresó en la comunidad de canónigos regulares de San Agustín y allá fue ordenado sacerdote.
Como se sentía indigno de celebrar la Santa Misa, duró tres meses sin hacer la celebración de su primera misa, desde su ordenación, preparándose para ello (algo parecido hizo San Ignacio de Loyola).
Le pusieron a escoger entre tres parroquias, para que dijera de cuál quería ser párroco. Él escogió la más abandonada, la que más problemas tenía, y la que más estaba necesitando de un trabajo fuerte y constante. Era un pueblecito de los Vosgos que estaba lleno de protestantes calvinistas y donde la moralidad estaba por el suelo. Allí trabajó San Pedro Fourier por treinta años.
Lo primero que hizo para lograr convertir aquellas gentes fue dedicarse a orar, y a sacrificarse por ellas. Recordaba lo que decía Jesús: "ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y los sacrificios". Aún en el más crudo invierno no encendía fuego para calentarse, y la estufa que iba a calentar el ambiente no se encendía sino cuando llegaban visitantes muy friolentos.
Las otras dos armas con las cuales se propuso ganar las almas de aquellos pecadores fueron la limosna y el buen ejemplo. Quería cumplir aquel mandato del Señor que dice: "De tal manera luzca ante los demás la luz de vuestro buen ejemplo, que los demás al ver vuestras buenas obras, glorifiquen al Padre Celestial". Y en cuanto a las limosnas los necesitados encontraban siempre dispuesto al Padre Pedro a darles alguna ayuda, pero acompañada de buenos consejos que les sirvieran también para la salvación de su alma.
En su parroquia existían numerosas personas que habían tenido bienes de fortuna pero por un mal negocio o un incendio o una enfermedad o un robo, etc., habían quedado en gran pobreza. Para ellos fundó nuestro santo una caja de Mutua Ayuda, en la cual depositaba las contribuciones que las gentes le hacían, y de allí iba sacando para prestar a quienes habían quedado en la ruina. Lo único que les exigía era que si un día lograban volver a tener otra vez los bienes suficientes, devolvieran lo que se les había prestado. Así muchas familias que no se atrevían mendigar, fueron socorridas a tiempo sin ser humilladas. La Caja progresó notablemente.
San Pedro Fourier estaba convencido de que para poder hacer apostolado sin desanimarse ni desorientarse es necesario asociarse con algún grupo apostólico donde a uno lo animen, lo corrijan, lo guíen y lo acompañen. Por eso fundó en su parroquia tres asociaciones apostólicas: la de San Sebastián, para hombres, la del Rosario para señoras y la de la Inmaculada para señoritas. Les hacía reunión semanal para cada grupo por separado y allí organizaba los trabajos de apostolado y se animaban para seguir adelante.
Compuso diálogos en los cuales se contrasta la virtud con el vicio, para que fueran de ayuda popular. Estos diálogos los decía cada domingo en forma pública. A fin de perpetuar su trabajo, Pedro fundó en 1598 una orden para mujeres: la Congregación de Notre-Dame, la que se hacía cargo de la enseñanza gratuita para las muchachas. Esta institución, con algunas modificaciones fue introducida a Estados Unidos por la Venerable Marguarita Bourgeoys (quien murió en 1700).
En 1621, por orden del Obispo de Toul, Fourier se hizo cargo de la reforma de los cánones regulares en Lorraine, y en 1629 formó la Congregación de Nuestro Salvador. De esta congregación, fue nombrado Superior General en 1632. Quería que sus hermanos monjes hicieran por los muchachos, lo que las monjas hacían por las chicas. En 1625 se le encomendó la conversión de la Principalidad de Salm, cerca de Nancy, que se había transformado por el calvinismo.
En seis meses, todos los protestantes, a quienes él llamaba “pobres extraños”, regresaron a la fe. Debido a sus relaciones con la Casa de Lorraine, fue enviado al exilio, a Gray, donde murió en 1640,

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