jueves, 16 de abril de 2015

Santa Benardita Soubirous (1844 - 1879)



Santa Marie Bernard –Bernardette– Soubirous nació el 7 de enero, de 1844, en el pueblo de Lourdes, Francia. Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital.
Desde pequeña, Bernardita tuvo una salud bien delicada a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. Luego, a causa también del clima terriblemente frío en invierno, la santa adquirió desde los diez años la enfermedad del asma.
El 11 de febrero de 1858, tres niñas, Bernadette Soubirous, de 14 años, su hermana Marie Toinete, de 11 y su amiga Jeanne Abadie, de 12 salieron de su casa en Lourdes para recoger leña. Camino al río Gave, pasaron por una gruta natural donde Bernadette escuchó un murmullo y divisó la figura de una joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, para luego desaparecer.
Por un período de cinco meses, la Virgen se le apareció a la niña, en medio de multitudes que se acercaban para rezar y poder observar a la hermosa señora, pero la Virgen sólo se le aparecía a la niña. En reiteradas ocasiones, Bernadette fue víctima de desprecios y burlas por parte de las autoridades eclesiales y civiles de pueblo, pero la niña se mantuvo firme en su fe mariana sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado: la construcción de una capilla sobre la gruta y la realización de una procesión.
A pesar de haber sido dócil instrumento para extener la devoción a la Inmaculada, Bernardita no se contaminó con la gloria humana. El día que el obispo de Lourdes, ante 50.000 peregrinos, colocó la estatua de la Virgen sobre la roca de Massabielle, Bernardita tuvo que permanecer en su celda, víctima de un ataque de asma. Y cuando el dolor físico se hacía más insoportable, suspiraba: “No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y la paciencia”. Su breve existencia transcurrió en la humilde aceptación del sufrimiento físico como generosa respuesta a la invitación de la Inmaculada para pagar con la penitencia el rescate de tantas almas que viven prisioneras del mal.
Tiempo después de las apariciones, Bernardita fue admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. En julio de 1866 comenzó su noviciado y el 22 de septiembre de 1878 pronunció sus votos, falleció unos meses después, el día 16 de Abril de 1879.

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