viernes, 24 de marzo de 2017

Santa Catalina de Suecia (1331 - 1381)



Santa Catalina de Suecia, llamada también Santa Catalina de Vadstena, nació hacia 1331, de padres nobles y cristianos. Era la cuarta entre los ocho hijos del príncipe Ulf Gudinarsson y de su esposa Birgitta Birgesdotter, que no es otra que Santa Brígida.
A la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada y pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto mortificación y devoción para cosas espirituales. Al mandato de su padre, cuando tiene trece o catorce años, se casó con un noble de descendencia alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente lo persuadió, ya que era un hombre religioso, a unirse con ella en un voto de castidad.
Ambos vivieron en estado de virginidad y devotaron su vida al ejercicio de perfección cristiana y caridad activa.
A pesar del amor profundo hacia su esposo, Catalina acompañó a su madre a Roma en 1349. En 1351 Catalina recibió noticias de la muerte de su esposo en Suecia, por lo que decidió permanecer al lado de su madre en Roma. Vivió constantemente con su madre, y tomó parte activa en la labor fructífera de St. Brígida e imitó fervorosamente la vida ascética de su madre. Aunque la bella y distinguida viuda estaba rodeada de admiradores, constantemente rehusaba todas las ofertas de matrimonio.
En 1372 Santa Catalina y su hermano, Birger, acompañaron a su madre a una peregrinación a la Tierra Santa; después de su regreso a Roma, estuvo con su madre en la última enfermedad y muerte de ella.
En 1374, obedeciendo los últimos deseos de Santa Brígida, Catalina llevó el cuerpo de su madre a regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, de cuya fundación llegó a ser directora. Es la casa madre de la Orden Brigidina, también llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora.
Frente al cisma que estalló en esos años, ella se mostró, cómo Santa Catalina de Siena, con firme adhesión al Papa Romano Urbano VI, en cuyo favor ella testificó delante de una comisión judicial. Catalina se quedó cinco años en Italia y al regresar a casa, portaba una carta de comendación del Papa. Poco después de su llegada a Suecia se enfermó y murió el 24 de marzo de 1381.

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