jueves, 28 de abril de 2016

Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962)



Gianna Beretta nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acogió el don de la fe y la educación cristiana que recibió de sus padres. Consideraba la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.
Durante los años de Liceo y de Universidad, en los que se dedicó con diligencia a los estudios, tradujo su fe en fruto generoso de apostolado en la Acción Católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados.
Habiendo obtenido el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1949 en la Universidad de Pavía, abrió en 1950 un ambulatorio de consulta en Mésero, municipio vecino a Magenta. En 1952 se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán.
En la práctica de la medicina, prestó una atención particular a las madres, a los niños, a los ancianos y a los pobres.
Su trabajo profesional, que considera como una «misión», no le impidió el dedicarse más y más a la Acción Católica, intensificando su apostolado entre las jovencitas.
Se dedicó también a sus deportes favoritos, el esquí y el alpinismo, encontrando en ellos una ocasión para expresar su alegría de vivir, recreándose ante el encanto de la creación.
Se interrogaba sobre su porvenir, rezaba y pedía oraciones, para conocer la voluntad de Dios. Llegó a la conclusión de que Dios la llamaba al matrimonio. Llena de entusiasmo, se entregó a esta vocación, con voluntad firme y decidida de formar una familia verdaderamente cristiana.
Conoció al ingeniero Pietro Molla. Comenzaron el período de noviazgo, tiempo de gozo y alegría, de profundización en la vida espiritual, de oración y de acción de gracias al Señor hasta  el día 24 de septiembre de 1955, en que contrajeron matrimonio en Magenta, en la Basílica de San Martín.
En noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo, Pierluigi. En diciembre de 1957 vino al mundo Mariolina y en julio de 1959, Laura. Gianna armonizaba, con simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de esposa, de médico y la alegría de vivir.
En septiembre de 1961, al cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa del sufrimiento. El diagnóstico: un tumor en el útero. Se hizo necesaria una intervención quirúrgica. Antes de ser intervenida, suplicó al cirujano que salve, a toda costa, la vida que lleva en su seno, y se confió a la oración y a la Providencia. Se salvó la vida de la criatura. Ella da gracias al Señor y pasó los siete meses antes del parto con incomparable fuerza de ánimo y con plena dedicación a sus deberes de madre y de médica. Se estremecía al pensar que la criatura pudiera nacer enferma, y pedía al Señor que no suceda tal cosa.
Algunos días antes del parto, confiando siempre en la Providencia, estaba dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura: «Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis; elegid, lo exijo, la suya. Salvadlo».
La mañana del 21 de abril de 1962 dió a luz a Gianna Emanuela. El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te amo», murió santamente. Tenía 39 años.

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