lunes, 3 de agosto de 2015

Santa Lidia (S. I)



Nació en Thyatira, Frigia, la actual Akhisar, en Turquía.
Santa Lidia tuvo la dicha de ser la primera persona que recibió el bautismo en el continente europeo.
Lidia era una comerciante de púrpuras. Eso podría no significar mucho para nosotros hoy en día, pero en el siglo primero eso significaba que era una mujer muy rica. Dado que el tinte de la púrpura se extraía con muchas dificultades de cierto molusco, sólo una elite podía permitirse tener telas teñidas de ese color. Una mercader que vendiera ese tinte tan extremadamente costoso era rica, se mirase como se mirase.
Una persona pobre que acumula unas pocas posesiones no es mejor que una persona rica que acumula muchas. No hay indicaciones de que Lidia abandonara su negocio tras convertirse al cristianismo. Pero hay muchas pruebas de que utilizó su fortuna sabiamente.
Entendió que el valor real de la riqueza reside en el modo en que la usas, no en cuánto tienes.
A pesar de su extraordinaria riqueza, Santa Lidia fue siempre desprendida y generosa, y supo utilizar sus caudales con sabiduría, promoviendo obras en beneficio de los demás, y en particular la de la difusión de la naciente religión de Jesús.
La tradición destaca la piedad y la hospitalidad de Santa Lidia, quien convirtió su casa en el centro comunitario de la congregación cristiana de Filipos.

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