lunes, 16 de marzo de 2015

San Clemente Hofbauer (1751 - 1820)



Nació en Tasswitz, Moravia, el 26 de diciembre de 1751. A la edad de siete años, fallece su padre, y por inculcasión materna, Cristo se convierte en el nuevo "padre" del santo, a quien decidirá, más adelante, consagrar su vida.
A los 15 años trabaja como panadero en la panadería de un convento y el superior entusiasmado al ver su gran heroísmo por ayudar a los necesitados, lo ayuda a estudiar para el sacerdocio. Sin embargo, el superior fallece, y con ello, los estudios del joven seminarista, que años más tarde serán continuados con la ayuda de dos señoras ricas de la ciudad a quienes el santo las auxilió generosamente.
Vivió durante algún tiempo como ermitaño.
Cuando el Emperador José II abolió a los hermitaños en Viena, fue a trabajar una vez más como panadero.
Luego de dos peregrinaciones a Roma fue nuevamente un ermitaño (1782-3); este tiempo estuvo bajo la protección de Barnaba Chiaramonti, Obispo de Tivoli, quien después sucedería al Papa Pío VII; él tomó el nombre de Clemente, por el que fue mejor conocido.
San Clemente fue enviado por sus superiores a Varsovia, la capital de Polonia, y allí empezó a conseguir éxitos admirables. Durante nueve años predicó sin cansancio y fueron muchísimos los católicos indiferentes y los protestantes, y hasta judíos que se volvieron fervorosos católicos, sin contar las numerosas vocaciones sacerdotales que logró. Además, el santo fundó orfanatos para recoger y educar gratuitamente a la juventud desamparada por el gobierno debido a las recientes guerras que sumergieron en la pobreza a la población.
Napoleón mandó suprimir la Comunidad Redentorista, y San Clemente fue expulsado del país, retornando a Austria, donde trabajará incansablemente los últimos 12 años de su vida, entregando ese don de sencillez en todas sus predicaciones para que la gente pudiese entender la Palabra Eterna y se convirtiese.
Sin embargo, por decreto del emperador austriaco, a San Clemente se le prohibió predicar, e incluso algunos enemigos del santo intercedieron ante el emperador para que lo expulsaran del país. Gracias a la intersección del Pontífice, San Clemente permaneció en Viena, pero sin poder predicar. Frente a esto, el santo logró sacar gran provecho a esta situación adversa pues se dedicó con el entusiasmo y empeño que lo caracterizaban a administrar el sacramento de la Reconciliación y atender a los enfermos. Su confesionario llegó a ser una fuente de influencia tan poderosa en muchísimos penitentes, que fue llamado "El Apóstol de Viena", pasando horas y horas absolviendo e impartiendo dirección espiritual, lo cual produjo un despertar religioso en toda la ciudad.
Varios de sus discípulos fundaron periódicos católicos, otros se oponían fuertemente en la universidad a los que atacaban a la religión católica y buen número de ellos fue formando un partido católico que más tarde será una fuerza poderosa que defenderá la religión.
San Clemente fallece 15 de marzo de 1820. El día de su entierro llega la orden del emperador aprobando que en Austria se extienda la Comunidad de Redentoristas.

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