
La Iglesia recuerda el día del nacimiento de la Virgen María cada 8 de septiembre. El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
Si en el orden de la intención divina, lo primero y primordial es la destinación de María a ser Madre de Dios, en la ejecución temporal de esos designios de la economía de Dios, el primer momento corresponde a la Concepción Inmaculada de María.
Consiste en un singular privilegio de haber sido excluida de nacer con el pecado original.
María fue, pues, redimida, pero de una manera especialísima: si nosotros somos salvados del pecado después de haber incurrido en él, la Virgen Santísima fue preservada de caer en el mismo pecado. Como hija de Adán tenía que correr esta misma suerte que nosotros, pero, como quiera que estaba destinada desde toda la eternidad a ser el Tabernáculo en el que estaría encerrado el Verbo antes de nacer en carne humana, y la Casa de Dios, según estaba escrito, debe ser siempre santa, era necesario que desde el primer instante de su existencia, desde la misma concepción, fuera "digna mansión del Hijo de Dios".
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