martes, 13 de mayo de 2014

Nuestra Señora de Fátima



En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, a 13 Km de Lisboa.
Allí, la Virgen se manifestó a tres niños menores de 10 años: Lucía, Francisco, un jovencito tranquilo y reflexivo, y Jacinta, hermana menor de Francisco, muy vivaz y afectuosa. Niños campesinos muy normales, que no sabían ni leer ni escribir, acostumbrados a llevar a pastar a las ovejas todos los días. Niños buenos, equilibrados, serenos, valientes, con familias atentas y premurosas.
Los tres habían recibido en casa una primera instrucción religiosa, pero sólo Lucía había hecho ya la primera comunión.
Las apariciones estuvieron precedidas por un "preludio angélico": un episodio amable, ciertamente destinado a preparar a los pequeños para lo que vendría.
"Sería más o menos mediodía, cuando estábamos tomando la merienda. Luego, invité a mis compañeras a recitar conmigo el rosario, cosa que aceptaron gustosas. Habíamos apenas comenzado, cuando vimos ante nosotros, como suspendida en el aire, sobre el bosque, una figura, como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían un poco transparente. "¿Qué es eso?", preguntaron mis compañeras, un poco atemorizadas. "No lo sé". Continuamos nuestra oración, siempre con los ojos fijos en aquella figura, que desapareció justo cuando terminábamos", relata Lucía en su libro.
El hecho se repitió tres veces, siempre, más o menos, en los mismos términos, entre 1915 y 1916. Y en cada aparición de este ángel, este les fue enseñando diferentes cosas.
Casi 8 meses pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y Jacinta continuaron a obrar lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en Junio y Jacinta acababa de cumplir siete en marzo cuando el 13 de mayo de 1917, decidieron de llevar sus ovejas en unas colinas que pertenecían al padre de Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario se les apareció. Mucho timepo tuvo que pasar para que la gente le creyera a Lucía, e incluso fue necesario que la virgen se apareciera ante una multitud de personas. La virgen se apareció en seis ocasiones en total en 1917, y una novena vez en 1920 (sólo a Lucía), siempre en el mismo lugar.
En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la humanidad a la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy. En la lejanía de Moscu, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en Noviembre de 1917 y en la que se sumergió eventualmente casi la mitad de los habitantes de esta tierra. Fue en este contexto en el que el cielo intercede por la tierra para proveer el antídoto para los males morales y sociales del mundo, el mensaje de Fátima.

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