martes, 15 de abril de 2014

Martes Santo



Los fariseos se habían enfrentado con Jesús tanto el domingo como el lunes y estaban avergonzados. Ahora van a enviar discípulos camuflados para cogerle en una palabra comprometida; le preparan una pregunta que creen sin solución, o mejor, con todas las soluciones posibles negativas para Jesús: es la cuestión de la relación de la esfera religiosa con la autoridad política, gran tema de todos los tiempos y que tantos problemas ha llevado consigo. Acuden con retorcimiento mental, con adulación y falsedad y acompañados de los herodianos, que eran partidarios del poder de los romanos y de Herodes.
"Entonces los fariseos se retiraron y tuvieron consejo para ver cómo podían cazarle en alguna palabra. Y le enviaron sus discípulos, junto a los herodianos, a preguntarle: Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas llevar de nadie, pues no haces acepción de personas. Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al César, o no? Conociendo Jesús su malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda del tributo. Y ellos le mostraron un denario. Jesús les preguntó: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: Del César. Entonces les dijo: Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"

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